A SOLAS CON… SILVIA JIMÉNEZ Y LOLA BARDALLO
6 de marzo de 2024
Así son:

Soy Lola Bardallo y dedico mi vida a la enseñanza de Lengua y Literatura Española en un Colegio de secundaria de Huelva: Virgen de Belén.
Siendo la mayor de cuatro hermanas me trasladé a Huelva desde Beas a estudiar al instituto Diego de Guzmán y Quesada (femenino). Allí cursé desde 1º de BUP hasta COU (el equivalente actual de ESO Y Bachillerato) con el objetivo de realizar después una carrera universitaria. Porque a los padres de pueblo de aquella época les parecía muy prestigioso que sus hijos fueran estudiantes universitarios. Por esta razón, a pesar de tener un padre muy estricto y protector, me puso alfombra roja para irme a Sevilla a estudiar en la facultad de Filología la rama de Hispánica. Fueron unos años estupendos en mi piso de estudiante de la calle Niebla: aprendí mucho y no sólo de Filología.
Después volví a Huelva y comencé a trabajar en la Universidad en un proyecto muy bonito acerca de las hablas (locuciones, expresiones, dialectos) de Andalucía Occidental. Era un grupo de trabajo al frente del cual estaba Jerónimo de las Heras y, como suele ocurrir con estas cosas, los méritos se los llevaba él. Hicimos muchas ponencias en congresos de Lengua a nivel andaluz, pero abandoné el proyecto porque necesitaba trabajar.
Nunca he sido de sentarme a estudiar horas y horas, por lo que tuve claro que nunca me iba a preparar las oposiciones de enseñanza, y así fue. Estuve un año trabajando en la consulta de un ginecólogo para ganarme algún dinerillo y, lo propio de la edad, en un bar sirviendo cafés y copas. Entretanto yo repartí currículums por todos los colegios de Huelva, y acabé siendo entrevistada y contratada por Paula Santiago, antigua directora titular al frente del proyecto Virgen de Belén en el cual comencé haciendo pequeñas sustituciones, cubriendo bajas. Al año siguiente me contrataron por todo el curso y ahí sigo después de más de 25 años. Adoro la enseñanza y más en mi centro porque ver los logros de nuestro alumnado sin metas y sin autoestima es de lo más gratificante. Cuando acaban su etapa con nosotros ni ellos mismos creen que lo han conseguido. Es una maravilla.
En cuanto a mi vida personal, me considero una persona activa, cariñosa y divertida pero no falta de carácter: me gusta el deporte, la música (me encantan los festivales de música y la ópera), el teatro, salir con mis amigas, comer bien y dedicarme a mi nuevo proyecto: mi casa nueva.
En cuanto al futuro, pues no sé lo que me deparará, pero lo espero con grandes ilusiones.

Soy Silvia Jiménez Toribio y nací en Huelva. Tengo “cuarenta y tantos” años… a ciertas edades tampoco hay que precisar tanto, ¿no?
Me piden que escriba sobre mi trayectoria profesional así que empecemos desde el principio.
Mi gran sueño siempre ha sido ser periodista y por eso elegí la opción de letras mixtas en el instituto Alonso Sánchez de Huelva allá en la década de los 90. Mi adolescencia me las pasé escuchando El Larguero, Hablar por Hablar y, cómo no, La Rosa de los Vientos. Mi insomnio viene de esas interminables noches en vela escuchando a Gemma Nierga y a Juan Antonio Cebrián.
No obstante, mi sueño fue truncado con la Selectividad. Ni por asomo pude conseguir la nota para estudiar Periodismo. Aunque me llevé un chasco, tengo que admitir que a día de hoy me alegro.
A mis padres siempre les gustó tener en la familia “un maestro escuela” y dentro de las posibilidades que me ofrecía la Universidad de Huelva, opté por Magisterio en Educación Especial, Pedagogía Terapéutica que también se llama.
Y allí estaba yo, con 18 años creyéndome la reina del mambo en una mezcla de hippie y grunge deseando comerme el mundo.
Entre apuntes, trabajos, clases y canciones de Silvio Rodríguez, logré terminar la carrera con muchas ganas de seguir estudiando o, más bien, salir de Huelva y vivir la experiencia.
Con 21 años me trasladé a Málaga para estudiar Audición y Lenguaje. Tenía claro que quería algo relacionado con la educación de aquellos colectivos más necesitados.
Después de dos maravillosos años, terminé la carrera y regresé a Huelva.
Una vez aquí, continué formándome con cursos de Logopedia, intérprete en Lengua de Signos y un sinfín de cursos para completar mi formación.
Aparte de recorrerme Huelva entera dando clases particulares y de Logopedia (sin coche, ni moto, ni bicicleta), participé en varios voluntariados. Entre ellos en ASPAPRONIAS dónde me dieron la oportunidad de cubrir una baja. Mi primer contrato laboral¡¡¡
A los pocos meses de finalizar mi contrato, me enteré que en el colegio donde hice las prácticas de Educación Especial necesitaban a una monitora para el comedor. El colegio “Juan Ramón Jiménez” del barrio onubense de Pérez Cubillas, curiosamente el barrio donde nací.
Allí empecé a formar parte de la familia “Virgen de Belén”, centro al que actualmente pertenezco. Estuve varios años y fue una experiencia maravillosa, ya que estuve en contacto con colectivos que necesitaban esa ayuda extra. Este trabajo lo compaginé con el Aula Matinal del colegio Tartessos, un taller de Habilidades Sociales en la asociación AONES y en mis tardes libres seguía recorriéndome Huelva dando clases particulares. Era joven y podía con todo.
El trabajo en el comedor me dio la oportunidad de subir un escalón más y formé parte de un Taller de Empleo también en Virgen de Belén durante un año. En este caso, ayudé a sacarse el graduado a adultos con muy pocos recursos. Fue una época muy divertida, llena de anécdotas.
En las horas que me quedaban libres, participé en un programa promovido por el Ayuntamiento de Trigueros para la formación de personas mayores en el Centro Social del pueblo. Aprendí más de ellos que ellos de mí. Qué momentos más entrañables.
Allá por el 2009 llegó mi gran OPORTUNIDAD: dar clase de secundaria en el Instituto Virgen de Belén. Al principio estuve cubriendo bajas hasta que me hicieron indefinida.
Por las mañanas trabajo en el instituto y por las tardes en la asociación AONES con personas con discapacidad intelectual.
Trabajar con este tipo de alumnado es muy gratificante. Creo firmemente en la inclusión y por ello dedico mi vida a la educación, apoyo y protección de personas en riesgo de exclusión social. Es necesario que haya una integración real en nuestra sociedad y participen de ella activamente. Nuestro perfil de alumnado es muy variado. Desde jóvenes con medios escasos o pocos recursos, hasta aquellos que no encuentran sitio dentro de nuestro sistema educativo.
Llevo más de 15 años como maestra y cada día me levanto ilusionada con el objetivo de “cambiar vidas”.























