La Opinión de Vicente Parra Roldán
En nuestra tierra nos gusta mucho presumir de la fuerte vinculación con Hispanoamérica cuando, en realidad. Cada día estamos más alejados de todo lo relacionado con dicho tema. Son muchos los ejemplos que se pueden poner de hechos que están sucediendo en los últimos tiempos en los que se pone de manifiesto la lejanía impensable hace unos años.
Ahora, que estamos a punto de celebrar, de una u otra manera, nuestras tradicionales Fiestas Colombinas, recuerdo con añoranza el Festival de Las Rábida, en el que se exaltaba la música tradicional de los países hispanoamericanos y que surgió hace exactamente medio siglo. Aquel festejo sirvió no sólo para la exaltación del folclore de ambos lados del océano sino también para mostrar al pueblo europeo las nuevas tendencias que surgían en aquellos países, con una música nueva y unos intérpretes geniales.
En la primera edición participaron Los cantantes de Santa Fé, Wily Bacuñán, Los Canalejas, Los Embajadores, Arturo Quesada, Cholo Aguirre, Trío Veracruz y Orquesta sabor Cubano. Fue una edición dulce, folclórica sin otra pretensión que la de dar a conocer la música típica de diferentes países.
Pero, a partir de la segunda edición, llegaron las nuevas voces que iban surgiendo por aquellas tierras y que hacían una canción reivindicativa y, aunque algunas fueran éxitos mundiales, en la actualidad son consideradas como temas absolutamente pasados de moda. Y, así, pasaron por el escenario rabideño algunos artistas como Jorge Cafrune, Mocedades, Amalia Rodrigues, Juklia Elena Sávalos, Jaime Torres, Chavela Vargas, María Dolores Pradera, La Negra Grande de Colombia, Eduardo Fandú,, Horacio Guarany, Los Sabandeños, Mercedes Sosa o Carlos Puebla por citar a algunos de los que estuvieron en las noches radideñas, días antes de las Fiestas Colombinas.
En alguna que otra ocasión, el voltaje político fue muy elevado de tal manera que las Fuerzas del Orden Público tuvieron que intervenir, llegando incluso a detener a algunos de los artistas, hechos recogidos por los periódicos de la época que, al calor de los nombres de los participantes, se ocupaban ampliamente del Festival que continuó celebrándose durante los primeros años del período democrático para ir decayendo paulatinamente hasta desaparecer hace unos años y los onubenses apenas no acordamos del mismo a pesar de la calidad del espectáculo y el compromiso político que se vivía a su alrededor. Y es una pena que esto haya sucedido cuando el Festival servía para conocer tierras hermanas. Pero los progres de ayer han sepultado sus ideales y ahora Hispanoamérica no tiene cabida en esta Huelva colombina.